Y así, con el último bocado de la última comida caliente del fin de semana partiamos el quinto dia de la semana del cuarto dia del tercer mes, con dos bemoles y una idea en la cabeza, pasarlo bien. Carretera y manta, bueno, y muchos, muchos CDs para dar pie a discursiones sobre que música nos distraeria durante el camino, nada serio, cosas de la edad… ¿y qué más da? El viaje de ida solo es una parte del mundo que iba a ser ese fin de semana. Casi cuatro horas de viaje con tus mejores amigos, y aun se hacen demasiado cortas; fotos, videos, risas y un sinfín de gritos desafinados que pretendian ser las canciones que poco a poco, sin apenas darnos cuenta conformarian la banda sonora de nuestros tres dias un poco más al norte de lo normal, alejados de nuestra verdadera realidad. Y es como si al dejar nuestra ciudad, el tiempo se hubiera parado en ella para seguir en nuestro destino, una sensación de que el mundo se ha parado porque has dejado de mirar lo que hace como si fueras su padre y él estuviera haciendo algun malabar. Llegar y automaticamente ponerse en posición de fiesta, buscar algo barato donde beber algo que nos haga explotar el Lambrusco que ya hemos bebido, “La oveja negra” lo llaman, mesas de cincuenta personas y muchísima cerveza, dos jarras enormes y cinco vasos para desfasar y dejarlo todo por escrito en una libreta que pasará a la historia. Despúes de beber hasta que solo pudimos hablar en inglés con unos italianos de la mesa de al lado, decidimos abandonar el barco, perdiendo en el trayecto a dos de nuestros camaradas, pero eso no nos detendría y deambulando conocimos a una gente que nos enseñó que Barcelona tiene una cara sumergida, justo al lado de la famosísima sala de conciertos Razzmatazz hay una puerta que solo encuentran los que ya saben donde está que te lleva a un callejón sin salida donde la gente baila, escucha punk y consume sustancias que ningún medico te recomendaria, y despues de un rato a recorrer una ciudad que no conociamos en busca de los dos camaradas perdidos y preparandonos para dormir en las peores condiciones de nuestras vidas… ¡un C3 no está pensado para que duerman cinco!. Pero como el karma te sabe recompensar, hizo que nuestro pobre hotel de dos estrellas no estubiera disponible y nos cambiaran a uno de cuatro por el mismo precio, para descansar como dios manda, digo… el karma. Sabado, y con la llegada al hotel nos visita una chica, no muy alta, con gafas y con camisetas de Black Metal, que viene de lejos a ver a uno de nosotros, tal vez, el más afortunado del viaje en ese aspecto. Se hace tarde, nos vamos al Palau Sant Jordi a hacer cola para el concierto y la divina providencia (karma) hace que un pobre desgraciado con cinco entradas de reventa nos vende una a la mitad del precio original, bien, somos cuatro para el concierto, sinceramente, muy de verdad, lo siento por el quinto de nosotros. Entramos los cuatro, bien, el sitio es grande… pero no importa, todo se llena y nos empieza a faltar el aire, pero no importa, gritamos, saltamos, bailamos y subimos a la mayor fan cuando suena lo que para ella es un himno. Salimos del gentío, vemos las últimas canciones desde atrás, y joder, se veia el escenario entero, podias bailar con tus amigos y aun más importante, respirar. Fin del concierto, salir de allí y caminar hacia el hotel unos 6 kilometros; por suerte el quinto, llega a mitad de camino, nos recoge y volvemos al hotel en coche. Cenamos, hasta hartarnos a comer, un café y a dormir, a la mañana siguiente, uno de los cinco, ya no está, habia ido a coger un tren dirección sur, hemos perdido un brazo, pero seguimos teniendo otro, las dos piernas y lo más importante, la cabeza, asi que un paseito por la nueva ciudad, visitamos un par de monumentos y otra vez, carretera y manta, esta vez escoltados por la sonrisa de chessire, para llegar el domingo demasiado tarde para cenar pero demasiado pronto para dormir, así que escribo y punto.
No he nombrado a nadie, he intentado ser algo impersonal, pero ¿qué cojones? Daniel, Javi, Paula, Laura… nunca voy a olvidar semejante fin de semana, podrán pasar años y me acordaré de mi primer viaje a Barcelona con vosotros, de verdad, un verdadero placer coincidir con vosotros en esta vida. >>
El placer es mutuo, Javi (Dani, Laura y Paula) =).
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