...que volvía a verla después de tanto tiempo.
Ella, radiante, se paseaba bailando por el dúplex rodeada de gatos curiosos que no entendían la felicidad de su dueña.
Y yo cantaba en su puerta, cantaba a su sonrisa, que iluminaba mi mundo desde su balcón.
Entré a su pequeña casa en una calle, que aunque estaba ubicada en esta mísera ciudad que tanto he pisado, nunca había visto.
Era una pequeña reserva de fantasía en mitad de la superficial locura universitaria de sus compañeras de piso...inventadas todas por mi mente.
Ella se acercaba y mis sombrías preocupaciones huían despavoridas ante su presencia, y todo se volvía de color. El humo ceniciento y la indiferencia que siempre me envolvían se quedaban en el umbral de la puerta para luego deshacerse poco a poco, y de golpe me plantaba ante ella, jovial, seguro de mi mismo, vestido de mis mejores galas para abrazarla como no lo hacía desde hace milenios.
En su cocina, revivimos mil veces aquel primer y "último" beso que había quedado enterrado por años de nuevas experiencias en su caso, por días y noches errabundas en el mío.
Apenas recordaba el color de su pelo, cobrizo como los maizales de aquel pueblo desde el que le escribía cartas cuando aún sabía como se llamaba.
Echaba de menos su piel blanca y suave.
Pero menos que su gracia para moverse y...su voz.
De golpe el escenario cambiaba, yo recogía amapolas y acariciaba la hierba, ella corría hacia el horizonte, de nuevo girando sobre si misma.
Yo me preguntaba en sueños, ¿De verdad ella podría haber sido tan feliz?
Sólo de verla así creo que yo mismo lo sería.
Me despierto, suena "Into the fire" en mi portátil. ¿Por qué demonios puse la alarma?.
Es un pequeño consuelo saber que queda algo de magia en este mundo...al menos en sueños.
Haz un libro ya! xD
ReplyDeleteenserio escribes genial, muy bonito.
Esto me recuerda a algo... pero no se a que...
ReplyDeleteQue extraño, yo tuve un sueño parecido pero transcurría de otro modo diferente xDD